Sólo
el tiempo habla y entiende
la
verdad, la puridad de los vientos,
el
honor de lo indómito, fragmentos
de
vida, cuyos vientos uno esconde.
El
viento que a los amantes entiende,
habla
por medio de cuantos silencios
ellos
crean; austeros vacíos de versos,
embrujos
que su perfección simule;
visillos,
fragmentos de vida que guardan
desnudos
su razón, cual embriagadas
noches
de bohemias henchidas de brisa;
ausencia
de sol por verbos que bogan,
en
el desierto individual de las palabras
primas,
las que mutan su desnudez leñosa.
©
Jcb