Semejante
a la infinitud del mar,
encuentro
a la persona en su más absoluta libertad.
En
cuanto a la propia vida,
no
hay distinción entre el hombre o la mujer;
pues
lo que se defiende es la persona humana,
es
la pasión por la individualidad,
en
su universo como tal y,
con
ello en lo grupal,
lo
que a su vez conforma y sustenta,
desde
su propia libertad,
la
individualidad que es conveniente a cada individuo,
engarzada en la sociedad que le sostiene.
©
Jcb