Nos ciegan las cosas que por livianas,
van asidas al pulso del instante
como excelente elemento calmante,
y por primarios alzamos aduanas.
Todo lo principal impide asirnos,
alzar la vista y levantar el fuerte,
cual espíritu humano en acogerte,
y con la mejor enjundia admitirnos.
La plenitud de espíritu es la dicha
superior, por el elevado fondo,
de supremacía que extiende el dato.
Tal hecho es traba primaria, desdicha
de la razón amante, que abrigando
su abnegado amor es puro arrebato.
© Jcb
Perteneciente a "Oleadas de la vida", de próxima publicación.