Admito que hoy inicio un largo camino,
por nuevo, reconozco que no tengo
punto fijo de llegada, mantengo
la razón, cual brújula que examino.
Me voy marchando hacia un nuevo destino,
por mi observación yo sólo me arengo,
para permitirme ir con el devengo
de la trazada y meta que adivino.
No asumo otro objetivo que la vida
misma, ya que su punto final puede
darse, sin previo aviso, en cualquier tiempo.
Para ganar la vida, hay que ver la ida,
su naturaleza y cuanto le accede,
ganar el yo y evitar el contratiempo.
© Jcb