Mis
pies, sin más licencia razonada
se
adentraron por tierras de barbecho,
pasando
después al labrantío, hecho
que
me zozobró al ser tierra acunada.
Mis
huellas llegaron a la afinada
calzada
cementada, donde helecho
vive
junto a tierra firme y en su trecho
el
legio ve el rastro en la hora abonada.
Pequeños
y mayores van de fiesta,
su
asueto es abono de año al tiovivo,
quien
deja rastro en el recuerdo escolar.
Así,
la doble huella hace ballesta
en
las gentes, para fijar el vivo
ser
en vida y hacienda del viejo solar.
©
Jcb