Eres
la lluvia fina que en silencio,
con
suavidad te personas y entregas,
en
concordia con la tierra que bregas
cual
calabobos que no tiene precio.
Eres
el sujeto empapador, vicio
de
tránsitos que con sustancia anegas
la
discusión del plumero que agregas,
presencia
exprimidora del vacío.
Eres
la adarga de la historia humana,
cuya
contemplación crea lecciones
para
jamás prescindir de su escuela.
Quiero
el calabobos de la mañana,
que
baña la tertulia con mojones
y audiencia sin espinas ni rehala.
©
Jcb