Sólo
donde hay vida hay muerte,
si
la muerte es el punto final, hasta
llegar
a ella hay un trecho que agita
el
recorrido de una vida anhelante.
Allí se perpetua el fuego caliente
del
universo, erguido en ballesta
es quien sabe soportar y crear cresta
del universo personal como baluarte.
Es la acción y desarrollo personal,
donde
mora con abrigo el fuego
y
las estrellas que codicia la razón.
Juicio
de valor y deseo universal
de
perpetuidad que busca todo ego
individual
que por tinieblas niega acción.
©
Jcb