Con
ahínco palpita mi vida, quien
mantiene
con licencia de la muerte
su
asidero, cuya razón es baluarte
que
busca las causas que le compendien.
Con
desvelo impoluto, sin que se agríen
solidarios
abrazos, logro abrigarte
en
el empinado páramo que acierte
la entonación del ser de quienes se alíen.
En
la hambrienta búsqueda de mi ser,
con
palpitaciones, los contrapesos
florecen
y agonizan, cual flor de día.
Como
ave solitaria, todo coser
busca
abrigar el neceser de accesos,
cual transparencia del ser sin bigardía.
©
Jcb