Los
tiempos de vacío, son huecos, por muchas
que
sean las plumas que los recubren,
son
vanos los denuedos que abrieren
acción,
dando orfandades extrañas
a
nuestra vida, donde moran pruebas
de
cavidades que devoran y pudren
nuestro
yo. No hay secantes que mermen
las
lágrimas y lamentos, por patrañas
que
minan el dolor por ajenidad
de
razón, cuyo amarre es la maldad,
que
gratuita genera la humanidad.
Ninguna
voluntad debe poner fin
a
verdad ajena, rasgando unidad
de
acción y razón por la libertad.
©
Jcb