Miguel,
tu que conociste, con dolor
el
deber, con sed supiste beber
de
la razón de ser, con hidalguía ver
la
luz de la verdad, donde el amor
era
ética del ser social, vivir
la
verdad exige luchar contra la
habitual
mentira de la sociedad;
la
que te tocó vivir, como la de
hoy,
era y es, absoluta falacia
e
hipocresía, hoy tal criminal, como
la
que tu vida negó. Aún así, con
empeño,
pasión, entrega y gran
ilusión,
bebiste su sabor: la miel,
pese
a las cicutas, de la verdad.
©
Jcb