Observar
la Verdad es vivir algo
objetivo,
lo que no hay que confundir
con
la opinión, tal acto es acudir
al
hecho subjetivo; por ello dibulgo
mi
ocupación con la Verdad, donde cuelgo
mi
libre disposición para discutir,
el
respeto de la minoría por rendir
“pulsos”,
sin más razón que “endilgo”
mi
yo a “todo dios”, por ser yo quien espulgo
la
verdad de mi razón, sin más reflexión
que
“la razón de la fuerza”, como valor
de
toda acción y gestión, cual hidalgo
de
permanente ocupación en mi razón,
que
tomo e impongo en acto unicolor.
©
Jcb