La
vida, un mar en constante oleaje,
donde
quedamos sujetos a los acopios
de
sus vientos alisios y contralisios,
a
merced de fuerzas naturales, cuaje
que
es preciso superar con cabotaje
superior,
cual asidero de alojos,
donde
la vida sea vivida con ojos
en
la rosa de los vientos sin chantaje.
Toda
vida tiene sus marejadas,
las
que sólo mejoran con las añadas,
gracia
a las tierras y fronteras, que
los
años hacen dar por superadas,
donde
los vientos ponen sus soñadas
rosas
de pasión con visión de trueque.
©
Jcb