Para
cualquier animal de pluma, el
vuelo
es su hábitat natural, para
el
ser humano, el vuelo es su cámara
interior,
su razón de ser, su cañamiel
por
la que actúa y mueve su bajel;
“libertad”,
hecho y circunstancia clara
por
la que con empeño abarcará
toda
licencia de gobierno; arancel
de
vida, cuyo albedrío es principio
y
pedestal de toda actuación que
la
razón y capacidad demandan.
Sólo
el juicio y tesón, son gremio
para
que la persona su vuelo alce,
donde
la vida es orden de libre afán.
©
Jcb