El recuerdo, la ilusión de lo que fue,
la esperanza de asemejarse a lo que
dejó de ser. Que ensoñación no cerque
la reconstrucción, de vida que abrigue
y aquiete presente, que no ciegue
la afirmación del hoy y el yo, espigue
los instantes de sucesión, explique
la edificación del ego, que alargue
la acción de la razón, como relevo
de la alternancia de esa su evolución,
del yo en constante recreación, corazón
que nace en cada suspiro, longevo
hacer que exige ajustada reflexión,
para evitar vientos en su destrucción.
© Jcb, 07/2013