Villa-Roble,
lugar solariego,
de
temperaturas extremas,
perdido
entre viñedos y trigales,
“alejado
del mundanal ruido”.
Henchida
de gentes de paz,
trabajadora
y leal, llana y sencilla
como
la tierra que le vio nacer.
Tristemente
exportadora
de
mano de obra y de buen hacer.
Gente
de acto y canto rural, dura como el pedernal,
hacendosa
como el que más, no sabe parar.
Los
que más, gente de concordia, diligente,
sufridora
en todo acto y lagar hasta el momento del solaz.
De
recolección a cosecha,
todo
es una constante adecuación,
manda
el agua, manda el sol,
manda
la acción en pos de la producción.
Todo
se ordena para el buen yantar,
es
cosa principal, después hay que sudar.
Superada
la estación, hasta “chuzos de punta” caerán,
es
momento del resguardo buscar, tiene que “escampar”.
Las
tierras hay que labrar y las viñas podar.
Todo
es sucesión, “un no acabar” y hacienda alcanzarás,
pan
no te faltará, siempre que lo sepas laborar.
Con
pan, agua y vino, se anda el camino,
si
lo adobas con queso y tocino, tendrás mejor tino.
Del
carro pasó al tractor, de la yunta al motor;
en
el envite el cuadrúpedo perdió la primigenia labor.
Tierra
y labor binomio de los hombres de acción,
a
ello le fue añadido la razón, cuyos resultados
otros
los han comido sin sudor ni razón.
¡Siempre
la misma canción!.
©
Jcb
(del poemario "Palabras y palabros")