Ellos
soportaron el paso del tiempo,
el
esqueleto quedó sin su vestido,
algunos
manifestaron su desnudo
ser,
tal cual, su dedicación acampó
entre
los humanos, cuyo arropo
con
pulcritud, licenció abnegado
servicio
de belleza, con su bando
de
justa proclama, su noble copo
emancipó
el recitado de gentes
que
supieron ver esas maravillas,
quienes
en todo tiempo, aún sus cambios
de
color, saben unir emociones
que
alimentan espacios y villas,
donde
los humanos entonan cantos.
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Jcb