Nunca se ha empapado de la alegría
que saturaba todos los rincones,
su natural contento eran acciones
justas, expertas, vivas sin sombría
Se entregaba con alma a su acería,
su voluntad era razón de vida,
cada mañana era vivir de afluida
finitud, diestra y sin altanería.
Sus apilamientos no eran ajenos
al ritual con que interpretar la vida.
El rito es una forma de ser y estar.
El libre albedrío demanda frenos,
certezas de honores, ética y mida,
justa palabra y hechos sin abaratar.
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