Ignoro el color de tu piel, ignoro
tu credo, si es que lo tienes, ignoro
tu filiación en política, ignoro
tu edad, ignoro tu sexo, sí, ignoro.
No ignoro tu hinchada razón, ni ignoro
que la reflexión sea tu herramienta,
toda vez que es la sal y la pimienta
de todo coro de vida que añoro.
Tu vía es el Código Civil, choza
que otros habitaron con la decencia
que el mismo establece y a todos obliga.
Sí, dicha cabaña es el manto y la orza
de toda vida ciudadana, acacia
cual bálsamo ético que a todos liga.
© Jcb