Ana
Escribano
In
Memoriam
Admito
que nuestro encuentro
lo
propició la búsqueda de la perfección;
estado
cual la más hermosa aspiración.
Después
vino la sinceración,
con
ello el reconocimiento se acrecentó.
Ahora
tu te has marchado,
supongo
que no por voluntad personal,
pues
lo has hecho sin avisar y sin decir adiós.
No
te tomo la falta de atención,
mi
aprecio no me lo permite,
hay
hechos que inclusive,
por
no esperados, dañan la razón,
más
aún los que no han sido ni imaginados.
Por
tal, hay sucesos que duelen con doble ración:
Duele
el corazón y por tu pérdida llora la razón.
©
Jcb