Procura
que tus palabras y tus actos
sean
hijos de tu inteligencia,
evita
las contradicciones,
bucea
en tu interior y medita la esencia y razón tu yo,
tu
personal historia debe ser un espejo
para
la perfección de cada día;
lo
sublime sólo se logra
con
una gran suma de rectificaciones.
Que
nada te impida subsanar tu interior,
ello
dará fe de tu inteligencia.
No
importa lo que los otros vean en ti,
lo
que suma es lo que tu vidriera diga de ti.
Sólo
si obras con prudencia y sabiduría,
los
hierros serán palanca de perfección.
El
bien hacer es una sana aspiración,
ser
hijo de la inteligencia y la bondad,
es
caminar en la vida por la estrecha
vía
del servicio a la verdad y la perfección.
©
Jcb