Manos
trabajadas, debilitadas,
viven
ajadas por la labor, sudor
y
empeño en la creación con el pudor,
de
ver las hanegadas ya labradas.
Manos
agrietadas quien abnegadas
se
ven atadas al dolor, impudor
que
con buen hacer, humor y resudor,
ganan
pelea a las gentes malvadas.
Manos
preñadas de tormentas, prueban
la
fortaleza de su debilidad,
cual
nobleza del sentir y ser lauro.
Manos
ajadas, manos sudadas van
camino
del lagar sin deslealtad,
la
jornada ganó y su pan no llegó.
©
Jcb