Mi
cuerpo ha envejecido, me arrastra
a
estados no queridos, aquellos
que
jamás fueron programados, ellos
abren
la mañana como el mantra
que
tira de la voluntad, que diestra
ella
en vencer estados de brillos
temporales,
son tal cual esos pillos
que
manipulan la verdad más diestra.
El
armario alojador del yo, es
lustrado
por el terco uso de razón,
centrado
por voluntad, en reflexión
cual
la tasación del cuerpo y el yo.
Nada
es ajeno a la adopción
de
los dos, es medida de adhesión.
©
Jcb