A
L. Merino
Quisiera
ser el cincho de tus penas
y
alegrías, aunque los basamentos
de
mis pilares, sin ahondamientos
firmes,
flaquean todas sus almenas,
cual
bellos adornos sobre arenas;
mis
contrafuertes son esos sustentos
de
muros que también sufren abyectos
comportamientos
por lirios en vainas.
No
hay mejor medicina que el uso
de
razón, ceñida con fino tamiz
de
reflexión y gran manto de hielo.
Tal
brebaje exige vigía, pulso
y
constancia, oteando cual perdiz
que
vigila su prole in hostil predio.
©
Jcb