Todo
orden exige una ordenación,
que
nace y vive en la cimentación
del
ordenante, cuya clave es acción,
dado
que su obra es razón-reflexión,
con
justo y cabal metro, de tensión
acotada,
que permite emoción
por
felicidad de activa adhesión,
al
sentimiento que aviva fijación,
por
la pasión, que atiza ambición
de
perfección, sujeta a creación
de
orden y verdad, alineación
de
integridad, fijada en conexión,
de
activos-pasivos, por valoración
del
silencio en toda ordenación.
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Jcb