El espacio era, justo
un rectángulo
blanco, dimensiones
indefinidas,
muros totalmente
opacos, rugosas
paredes se ocultan sin
rótulo.
Superpuesta sobre aquel
inconcluso
fondo, una mujer de
justas líneas,
perfectamente marcadas,
enfundadas
todas ellas, en un gran
azulón velo.
Su danza era
voluptuosa, sólo
dejaba ver las marcas
de su silueta,
sus movimientos suaves
y cadenciosos.
Sus trazos de perfecta
fragua, vínculo
de unidad de fondos y
formas, con resuelta
armonía de acción y
color, paso a dos.
©
Jcb