Cuando el silencio se hace presente,
cae la noche, crece la gran soledad,
te tortura la mañana y su claridad
los espacios se achican, no amanece.
La mañana y la noche a escote,
ríos de ilusiones por afinidad,
con vientos y lluvia como adversidad,
esperanzas que mueren cuando acaece.
Tierra sepulcral como ancho el olivar,
mar labrado de olas haladas, donde
el soñar es dios alado, vuelo amado.
Molinos de viento en trigal soñado,
rosa pálida de mañana en zarzal;
tañer de campanas, día azulado.
© Jcb, 04/2005