Nada se alteró y todo es distinto. Las razones siguen inmutables, al cuerpo le pesa el calendario. “Nada te turbe, nada te espante”, la vida continúa, sin tu hacienda. El reloj suma y te acoge. Lentamente la capitulación se adueña de tu albedrío. Aún en la oscura noche florecerá la primavera, las golondrinas te transportarán al cálido lugar de reposo estacional.