No hay más camino que la pluralidad,
reconocer en el otro, tanta dignidad,
tanta pasión, tanta ilusión, tanto deseo,
como te reconoces a ti mismo.
Tu no eres nada sin el otro, sin los otros.
Salvo que seas un lobo solitario, errante,
que andas tu camino, sin pender de nada ni de nadie.
Si así no fuere, precisas de los otros, tus iguales.
Con sus defectos y con sus aciertos, nadie es más,
pero tampoco menos que el otro.
Todos somos iguales, en dignidades y derechos.
Salvo habilidades, que son resultados
de la capacidad personal, aprendizaje
y desarrollo individual. Todos somos iguales.
Jcb