Sí, la vida no es “un jardín de rosas”,
siempre obliga a tomar partido y exige
ciencia y virtud íntima que colige
la vida y sus razones más penosas.
La vida un asunto de poderosas
razones personales que le inflige
al vivir un saber y orden que rige
toda la vivencia y ser de las cosas.
El aliento de la vida es razón,
supervivencia y legitimación
fijada desde el mismo nacimiento.
Nacer es causa, principio y razón
de fraternal y virtuosa anexión
a una vida digna sin desaliento.
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