A
Ramón F. Sobrevela Alegre
Si
los libros te enseñaron a pensar
y
de ellos tomaste libertad, jamás
olvidar
tus límites, donde afirmas
tu
albedrío y cetro que debes usar.
Pero
la verdad te exige compulsar
para
el vecino el poder que reclamas,
por
ser justicia y equidad sin soflamas
y,
de norte a sur junto a él proclamar.
Eres
hijo de la razón con honor,
disertar
en verdad es tu obligación,
tal
es tu libertad y ecuanimidad.
Nada
es ajeno en probidad de tenor,
divulgando
ley en gobierno y acuñación
de
íntimo razonamiento y voluntad.
©
Jcb