Toda
voluntad del ser es su estado,
sabiendo
aunar razón e inteligencia,
madurando
justa verdad y ciencia,
para
un columpio que el tiempo ha escarchado.
Por
su regreso jamás fue manchado,
su
estar fue cimentado, su sapiencia
siempre
fue de unidad, con la sustancia
debida,
voluntad de enamorado.
Apagada
la calma, silenciada
la
voz, toma brío y conocimiento,
es
memoria cuya belleza vive.
Sus
evanescentes razones nada
dicen
de la historia y, el abatimiento
de
su adolescente ser es declive.
©
Jcb